SUCEDIÓ EN EL FERROCARRIL Y EL METRO
Un día muy temprano hora 5.30 a .m. lo que llaman hora
pico en transporte de los Valles del Tuy
en el ferrocarril estación Norte, las personas que entramos en este solo
pensábamos en ir sentados sin importarnos los unos a los otros, la ley del que
llegue primero lo demás no me importa, esto es un comportamiento o sea una
cultura que llevábamos cuando tomábamos una buseta en nuestros terminales.
Llega el tren, y me corresponde entrar entre las
primeras personas, me acomodo de tal manera que los demás puedan hacer uso de
las conformidad de estas unidades de transporte con un confor de primera, con aire acondicionado bien frío
como nalgas de focas, y empiezo a notar que los pasajeros con la cultura de las busetas de entrar y quedarse varados
en la entrada y comienzan a amontonarse el gentío, un
hombre de estatura alta rubio de ojos azules se queda en medio de la puerta y
esperando que la gente se acomode y viendo este que nadie se mueve, se le sale
de su gruesa voz “Españoleta: señora: por favor acójase hacia el centro para que vosotros podéis pasar
hombre.,
La gente al oír estas palabras tan educadas entre
ellos, yo dirijo la vista donde estaba saliendo esa voz, Luego: vuelve este y
dice con voz un poco mas fuerte señora del suéter acójase el centro y así vosotros
podéis pasar. De repente comprendo que este Sr. es Español pero de Castilla de
donde viene el CASTELLANO, y como el humor del Venezolano nunca
falta un JODEDOR, Le dice “Bueno Manolo ahora nos vas a mandar a cojernos a
nosotros”, RISAS Y MAS RISAS. De repente, viene una joven que trabaja en el ferrocarril de uniforme y el
buen hombre le dice: mire oficial decidle a la gente que se acója hacia el
centro para que vosotros podéis pasar, no pudo aguantar las ganas de reírse se
tapó la boca y siguió caminando, RISAS Y RISAS, te juro que yo que estaba muy
cerca de este hombre, no pude ni siquiera hablar por el contagio de la risa, yo
asociaba esa voz con la del gato bigotudo Andaluz de la tira cómica de los
ratones uno Mejicano y el otro Cubano. Que vaina tan parecidas. Luego al ver
que este Sr. que se lo estaban vacilando, se le fueron los tapones entró en ira
dijo “JODER VOZOTROS SOY UNAS BESTIAS ME CAGO EN LA OSTIA ” echo un empujón y la
gente dijo en voz unísona “COOOOOOOÑOOOOOO” Y de repente sale de nuevo la voz
del JODEDOR: “viste Manolo ahora si nos
estamos entendiendo” RISAS, RISAS.
Una joven que esta tan cerca de personaje le DICE:
Bueno Manolo agarrase bien, debe ser para
oírlo hablar ya que de momento habían cesado
las risas, Y el hombre sale con esta: “MIRAD SEÑORITA DONDE TENGO MIS MANOS EN
EL TECHO DEL VAGON SI UD. SIENTE OTRA COSA USE SU IMAGINACIÓN” El vagón estallo
en RISAS Y MAS RISAS, La gente se olvidó
del frió del aire al entrar en calor con las risas. Y entonces llegando a La Rinconada que es la última
estación del ferrocarril en Caracas, vuelve la voz del JODEDOR :” BUENO MANOLO
QUITATE PORQUE TE VAN PASAR POR ENCIMA.” Todo el mundo incluyéndome a mi,
salimos pero en estampida pero CARGADOS DE LAS RISAS.
Les juro que yo no había pasado un momento así en
mucho tiempo y como yo, creo que muchos. Seguimos en la comunicación del
ferrocarril con el METRO, estaba abarrotado pero como yo pertenezco a la
tercera edad, me voy arrimando donde me corresponde, o sea en los puestos
azules que de paso veo gente joven sentados sin importarles que esos asientos
corresponden a embrazadas o personas de la tercera edad, pero poco a poco la
gente se va acostumbrando que son sus
derechos, al cerrar las puertas del vagón suena la chicharra de cierre de
puertas, y de repente se vuelve a abrir, suena otra vez la chicharra , y la
puerta no cierra o sea que el tren no avanza, por seguridad, y los usuarios
empezamos a poner mala cara, en eso, veo a una señora muy madura con una cara
de suegra acida y un bastón en la mano y se queja: “A PUES AHORA SI NOS JODIMOS”,
dice la señora en voz alta inmediatamente las miradas comienzan a dirigirse
hacia donde salía la voz , con todo eso las puertas del vagón seguían
queriéndose cerrar y de repente la
SRA. Con voz muy firme exclama: “VEAN A VER SI METEN ESE CULO
PORQUE YA ESTOY RETRASADA”. De repente las puertas se serraron el tren arrancó
y RISAS Y MAS RISAS. Y siempre la voz del JODEDOR que nunca falta: “ASI ES SRA” “PONGALE CARÁCTER
A LA VAINA
“RISAS, RISAS.
Luego el trasbordo en la Estación del Valle ya
casi me dolía el estomago de tanto reírme menos a esas horas de la mañana, y
subiendo por las escaleras mecánicas para tomar el vagón que nos conduce hacia
Plaza Venezuela, voy Detrás de una Sra. Y exclama a su acompañante otra Sra.
Muy jovial.: MALTHA, Apúrate porque estos hombres le ponen la paloma atrás, y
MALTHA contesta:” ay que envidia” los que estábamos cerca y escuchamos el comentario nos comenzamos a
REIR y de repente sale voz del JODEDOR un SEÑOR MAYOR: Y AL LLEGAR al pasillo
le dice: MALTHA “tu eres tremenda”, y la Sra. Se sorprende y le dice y Ud. ¿oyó? Y el Sr. Muy orondo le dice: “oi todo”. Yo
que estaba muy cerca de los acontecimientos, me seguía sonriendo y como yo
otras personas que veníamos del ferrocarril.
Luego llegamos a Plaza Venezuela yo me dirigía hacia
Chacao , hago mi cola según el flechado que aparece en el piso, cual no seria
mi sorpresa que los vivos de la cultura de las busetas me empujan y yo con mi
estomago que no aguantaba mas, se me sale UN PEO. Pero eso si de esos que no
suenan pero como huelen. Y veo que todo el mundo arruga la cara, y me acuerdo
de todas las vainas que pasaron en el ferrocarril, me aferro a las correa del
tubo del vagón, y veo a un Sr. gordito al lado mío que temblaba pero como yo aferrado a las correas
del tubo, y sale la voz del JODEDOR QUE NUNCA FALTA: “ coño el que se tiró ese
peo debe de estar gozando una bola” el Sr. Gordito me miró con los ojos
llorosos muerto de la risa. Y yo le hago señas si fue el y me dice que si. COÑO
les juro que de vaina no me cague. Y dice el JODEDOR :” EL QUE SE TIRÓ ESE PEO QUE MIRE PARA ABAJO PORQUE SE
CALLÓ EL CULO.” Señores me quedé en La estación
siguiente para poder descansar de tanto reírme. Esto solamente lo vivimos día a día los
viajeros que como yo vemos a nuestros semejantes para corregirnos en nuestras vidas.
Por Simón Ruiz
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